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20171213

Burrer-King no quiere garrulos entre sus repartidores

Una famosísima firma de comida basura nos ha sorprendido hoy con una peculiar oferta de trabajo. Ni más ni menos piden conocimientos de literatura, matemáticas, historia, geografía y política. Todo, para empaquetar unas hamburguesas y repartirlas con un Vespino. Además, harán unas pruebas de nivel sobre dichos temas. Genial.

A ver, me voy a reír un poco en mayúsculas, en gigante y en negrita: 

JAJAJAJA!!!!

Este tipo de noticias hay dos formas de enfocarlas. Por un lado, te puedes indignar un rato y quejarte del trato humillante que le dan a la clase trabajadora. 

Pero, por otro, el asunto tiene una dimensión desconocida. 

Sí para entregar una mierda de hamburguesa a domicilio piden conocimientos de historia, matemáticas, literatura y etc, os puedo asegurar que la práctica totalidad de los puestos directivos de las empresas capitalistas tendrían que ser despedidos de inmediato. 

Muchas empresas que se consideran punteras eligen para ocupar cargos a personajillos/as cuyos máximos conocimientos de geografía llegan a Cornellà de Llobregat, última parada del metro, en un suburbio de Barcelona.

Si les preguntas quien era Alfonso X, pues nada, un actor porno. Por lo de "X", claro.

Si les preguntas qué es el Cabo de Buena Esperanza... Es evidente. Su prima se quedó preñá de un profesor. Un profesor de fitness ke era cabo. Cabo de la Guardia Urbana.

Si les preguntas quién era Max Weber... Fácil: era el primo de Justin Bieber.

Si les preguntas qué es una regla de tres... Sencillo, son tres tías que tienen la menstruación a la vez.

La empresa capitalista-liberal no premia la cultura ni el talento; premia tan sólo la habilidad para relacionarse. Es un enigma saber como estas empresas se muestran a si mismas como un modelo de "eficiencia" y "productividad" cuando muchos sabemos que del monto total de la deuda mundial, la deuda corporativa ocupa un lugar preeminente. O SEA: están arruinados. Toda su actividad consiste en que sus directivos cobren primas cada vez más altas.

La práctica totalidad de las empresas son deficitarias o están en quiebra; viven del cuento del crédito o de los mamoneos financieros. Su negocio se basa en vender imagen y reinvertir sus supuestos beneficios en la recompra de sus propias acciones, para así vender más y más imagen. 

La fachada es lo que cuenta.

Es normal que en esta espiral viciosa la empresa liberal-capitalista se haya convertido en un nido infeccioso donde la mediocridad, el nepotismo, el amiguismo y la incompetencia son la norma.

Ojalá otras empresas, aparte de esta hamburguesería cutre, pidan tantos conocimientos para ocupar cargos relevantes. Yo seré el primero en celebrarlo.

Si la gente no fuera imbécil, faltarían apenas dos segundos para la revolución.